sábado, 3 de mayo de 2014

La noche del loco



-Mis ángeles, ya veréis como nos divertiremos esta noche en el circo. Papá siempre cumple sus promesas, tarde pero las cumple. Entendedme, mi trabajo es muy ocupado, soy el jefe de la multinacional. pero esta noche seré solamente para vosotras y mañana puede que también, si no pasa nada. Mirad cuanta gente ha venido y las luces del interior, como mola hija ¿a que si?
Querida, alegra esa cara que tenemos que estar contentos de vernos, como las demás familias y nada ni nadie nos va a separar nunca más, ni siquiera la muerte.
Ya vamos ya vamos, que impaciente es este señor. ¿Nuestros asientos son esos no?. Creo que sí, vamos a sentarnos, que va a comenzar ya.-tras un breve espacio de silencio les dijo.- El presentador es un cachondo perdido y mirar el mono Yoyó, que divertido.-le apuntó con el dedo- Recordarme que cuando lleguemos a casa os limpie, porque vaya pinta tenéis.-les echó una mirada de arriba a abajo.-estamos en primera fila, que suerte hemos tenido. ¡Ha, querida!, me dijiste la última vez que te comprase algo por nuestro décimo aniversario.-se sacó del bolsillo del pantalón una caja alargada.-pues he querido comprarte un colgante de belleza como la tuya.-la abrió y se lo puso en el cuello. Atentas, ahora van a sacar a los leones, bua que miedo dan, con sus garras y su boca.-les dijo como si fuera un niño.- Me parece que los traen de Madagascar, ese último creo que es el de la película.-rió.- Si hubieran traído a los pingüinos nos divertiríamos más, ¿no os parece?.
Habrán tenido que trabajar mucho para conseguir hacer eso con unos leones, increíble, pero si parecen juegos de gatos, solo que estos son mucho más grandes y peludos. Acercaos más a mí, abrazarme como nunca lo habéis echo. Me he sentido muy mal sin vuestra compañía-de sus ojos brotaron unas pequeñas lagrimas que inmediatamente se convirtieron en una cascada, a la vez puso las dos cabezas en sus hombros y los brazos cogidos por su cintura. A partir de esta noche dormiremos los tres juntos en la misma cama. No he cambiado las sabanas querida, el olor que dejaste impregnado en ellas me hizo aliviar los días en los que no podía más, estuve a punto de suicidarme para reunirme de una manera más placentera con vosotras, pero soy demasiado cobarde como para hacerlo. Me produce temor descubrir la verdad sobre el más allá, seguramente vuestras almas ya lo hayan descubierto. Dame un beso, mi amor-se acercó lentamente a su rostro de huesos pero de pronto una voz lejana lo interrumpió.
-¡No lo hagas Jack, es una cadáver! dios santo pero ¿es que no te das cuenta? estoy desconcertado, como se te ha ocurrido hacer esto, estás muy mal.-se acercó, furioso.-no tendría que haberte dejado entrar, lo hice porque eres mi amigo desde hace mucho tiempo y como me dijiste que querías entrar al circo para imaginarte como hubiera sido esa noche sino hubiera pasado eso.
-Paul, saluda a mi familia sino te importa.-le interrumpió, muy serio.
-Tienes que ver a un psicólogo. Amigo entiende que ellas no van a volver, lamentablemente ocurrió así pero tienes que mirar hacia delante. No te puedes estancar.
-Te crees que soy idiota hijo de la gran puta. Los sé todo. Tú fuiste el que las mató, cabrón de mierda. Este pañuelo ¿te suena de algo?, si, es el tuyo, tu favorito, el que lo llevas todos los días. Se te cayó en la cama.
-Jack...perdóname-dijo asustado.
Sacó del bolsillo de su chaqueta una pistola. Acto seguido le apunto en la frente.
-No le he dicho nada a la poli porque quiero cobrártela yo mismo-su pequeña sonrisa era propia de un loco.-siempre estabas acosándola, ella no me quería decir nada, te tenía miedo...pero lo que no entiendo es porque mataste a mi pequeña.
No se atrevió a contestarle.
-Contesta,-le gritó, colérico.
-Iba a decírselo a la vecina. No podía dejarla escapar así que la ahogué.-se puso de rodillas, llorando.-te juro que me arrepiento, por favor, no me mates, auxilio, auxilio.-gritó esperando a que alguien lo rescatara.
-No puedo perdonarte, amigo.-le disparó.

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