martes, 17 de junio de 2014

EL PODER DE LA MÚSICA



La gran sala del castillo estaba atestada de todas las clases sociales del reino.
Se celebraba  la titulación de jóvenes talentosos que habían estado estudiando desde muy pequeños en la prestigiosa universidad musical.
Aquella noche de calor sofocante hacía chorrear perlas de sudor a la gente aunque ni siquiera esto era un impedimento. Los hermanos Vargados eran los que peor lo pasaban, pues había llegado su turno, tenían que demostrar todo lo aprendido al rey. Por encima de todo  la canción que habían compuesto para esa ocasión tenía que emocionarle. Rere y Dodo tenían más confianza en  sí mismos o al menos eso querían aparentar, en cambio Sisi y Lala lo estaban pasando mal.
La música armoniosa comenzó a salir de los instrumentos con tal sensibilidad y provista de sentimentalismo que dibujaron  sonrisas en los rostros del público, disfrutando con enorme placer.
En el transcurso de la canción la seguridad iba acrecentándose en las chicas pero disminuía en la de los chicos. Solo el profesor pudo apreciar los fallos que cometieron.
Pero de pronto, algo parecía andar terriblemente mal, insólito e inexplicable. Nadie podía oír nada, ni siquiera los Vargados que intentaron tocar más fuerte pero el resultado fue el mismo.
Pararon, se miraron y empezaron a decir:
-Dodo, ¿me oyes?-Rere hizo un gesto con el dedo apuntándose a la oreja, creyendo que solo él se había quedado sordo.
-No.-se asustó él también.
-Chicos, no puedo oír.- Lala hizo el mismo gesto que su hermano.
Al igual Sisi lo hizo. Esta, la más aterrorizada. Gritaron al unísono al mismo tiempo que veían formarse un tumulto de personas enloqueciéndose por momentos. Lo que peor llevaban era sentir el silencio completo, espeso, instalarse por doquier aun a pesar de la barahúnda.
Nadie sabía lo que estaba ocurriendo pero una persona se hacía una idea lejana, imposible de creer.
Sisi vio eso reflejado en sus ojos. Se acercó lentamente mientras los demás seguían alborotados.
-Sabio, explíqueme esto.-el anciano pudo leer en sus labios lo que decía.
-Ven conmigo, rápido.-gesticuló lentamente para que la entendiera.
Desaparecieron entre todo el gentío. Cuando llegaron al hogar del humilde hombre lo primero que hizo Sabio fue sacar de una cartera hecha con cuero unos pergaminos conservados en perfecto estado aunque tenían una apariencia antiquísima.
Cogió la pluma y escribió:
-Niña, esto que vas a ver no se lo cuentes a nadie. Esto ha sido heredado de generación en generación, pues tiene un gran valor.-después la miró, con gesto de preocupación.
Ella cogió la pluma para decirle:
-¿Qué va a ser de nosotros sin música?.-sus ojos estaban encharcados en lagrimas, sin atisbo de esperanza. Una pequeña lágrima fue a parar a las letras de tinta.
Sin más le mostró unos dibujos sorprendentes. Mostraba la representación de un lugar de profundidades infinitas y estatuas gigantescas alrededor de un mar. Por arriba caían aguas espumosas que formaban  preciosas cataratas.
-Según contaba mi padre estos son los cinco Pétreos del silencio. Hace milenios, cuando se despertaron, ocurrió una cosa semejante, se conservan con tanta precaución estos dibujos porque pueden darnos pistas y servirnos de solución a este acuciante y temido problema.-se quedaron un momento escrutando los dibujos.
-¿Entonces dice que estos nos han quitado nuestro sentido más maravilloso? ¿cómo?-al parar de escribir se quitó las lágrimas con las manos.
-Nadie sabe. Hay muchas preguntas y conocemos pocas respuestas. Unos dijeron que expulsaron de su boca vibraciones y eso hizo desaparecer el sonido. Otros, dijeron que enviaron formas invisibles hasta nuestros dominios y sin darnos cuenta les sacaron el tímpano. Únicamente puedo decirte con certeza que los humanos estamos destinados a hacer un segundo viaje.-le puso la mano arrugada en el hombro y después la abrazó.
-¿Es qué hubo un primer viaje?.-escribió asombrada.
-Si, por supuesto y gracias a él conseguimos nuestro sentido.-paró un momento de escribir, la miró y después continuó.-Pero nunca volvió. Quiero decir, el que se aventuró hacia las tierras desconocidas lo más probable es que no hubiera sobrevivido a las malezas, caminos escabrosos y pantanos verdosos. Más allá de los lindes de nuestras tierras los caminos están llenos de peligros.
-Entiendo.-fue la última palabra que escribió aquella noche.

Ahora todo era diferente. Sin sonido ningún humano podía sonreír, para ellos era la esencia de la vida, algo muy especial que de improviso había desaparecido, nadie sabía si algún día la música iba a volver a sus oídos.
Los días carecían de entendimiento y las noches eran puro enloquecimiento. El silencio estaba muy presente, poco habitual en el Reino Sinfonía.
Los hermanos Vargados, después de comprender lo que había dicho la angelical Sisi, decidieron asumir la responsabilidad, por el bien de todos. Para ello no había día en el que no se ponían a pensar en lo que se refería a los dibujos que le había entregado el Sabio a Sisi aquella noche.
Pasaron los días y las noches hasta que al fin encontraron una pista. Los pergaminos contenían en segundo plano unas palabras grabadas en un idioma antiguo pero que conocía el sabio. Los rayos del sol los descubría.
-Sois estupendos. Han pasado milenios y nadie se dio cuenta, ni siquiera yo,¿ cómo hemos podido estar tan ciegos? Pero ¿y esta  partitura, para que servirá?. Mi padre no me habló de ella nunca.-se quedó pensativo después de escribir.- Partiréis esta misma mañana a buscar el corcel del que habla este texto. No sin antes comunicar al rey de vuestras intenciones esperanzadoras.-los miró por última vez, pensando que algo se le olvidaba decirles.
Consiguieron la entrada a sus aposentos  aunque con mucha insistencia.
Cuando entraron a la alcoba, toda decorada con adornos populosos vieron lo nunca visto.
El rey se encontraba en pésimas condiciones. Junto a él, estaba sentada en una silla la reina, triste.
Rere, el segundo hermano, sacó unos pergaminos para escribir.
-Lady Daniela. Me complace deciros que albergamos esperanza en nuestros corazones y este es el motivo.- Rere le mostró los dibujos y la partitura y también le contó todo lo que sabían.
-Me parece una locura, eso es lo que me parece.-escribió rompiendo a llorar.-mi rey no puede vivir sin música. Ama la música más que así mismo. La universidad la creó con el fin de que se pudiera perfeccionar la calidad de los músicos para enamorar sus sensibles oídos con bellas canciones, pero-paró de escribir-todo se ha acabado. Solo espero que no cometa una locura.
-My lady. Si me permite le diré que no puede ser tan pesimista. Después de lo que os ha contado mi hermano, tal vez haya solución. Nos arriesgaremos nosotros, en nombre del reino.-al terminar de escribir le mostró su valentía cerrando los puños en el aire, con fuerza.
-¿Qué pretendéis hacer?
-Dejarnos llevar por el destino por medio de un viaje incierto.-escribió Lala, que hasta ese momento se había mantenido detrás.-somos conscientes del peligro que corremos pero hemos de hacerlo.-la reina vio en sus rostros seguridad, por lo que asintió con la cabeza, bailándole una pequeña y tímida sonrisa.  Cogió la mano de su marido y suspiró.-Primero comunicaremos a todo el mundo esta noticia. Han de saberlo.-escribió una carta plasmando la noticia con todo lujo de detalles. Una vez lo hizo, envió al águila real con la carta a la ciudad.-pero no podéis partir vosotros solos. Os proporcionaré una docena de caballeros para que os protejan de todo mal.
-Me temo, Lady Daniela, que por muchos caballeros que nos mandéis estaremos desprotegidos.-se puso de rodillas y le dio un beso en la mano.-pero no desprecio vuestro ofrecimiento.
Un poco más tarde se fueron a escondidas de la ciudadela, mirando atrás, a cada rato, cabizbajos. Detuvieron durante todo el camino en su cabeza el momento en el que se despidieron de sus familiares, por lo menos eso les reconfortaba.
Perduraron en sus memorias el ritmo de la última canción. Silbaban, cantaban, tocaban sus flautas preferidas aunque no podían oír y cuando se percataban de eso, se les inundaba el cuerpo de rabia. Los guerreros trotaban con suma elegancia, transportando las vituallas.
Pocas veces habían sentido una unidad entre ellos, como si fueran una sola fuerza. Normalmente cada uno intentaba mantenerse alejado del otro, esquivar encontronazos, contarse lo menos posible acerca de uno mismo. Si no fuese por la apariencia similar no pensaría nadie que fueran hermanos, eran muy diferentes pese a que tenían en común un don, el de la música. Se podría decir que hace poco les había unido más,  junto con este suceso, pero de todos modos todavía existía un aire intenso entre ellos.
Durante el viaje tuvieron que elegir el camino correcto. En frente se perdían a lo lejos dos caminos, tapados por un manto de niebla, separándose uno del otro. A la izquierda un camino terroso, flanqueado por una hilera de altos robles. Estaban tan unidos que las ramas se entrelazaban como telarañas. Las raíces, se ocultaban en la tierra.
A la derecha uno tortuoso, este presentaba un  aspecto más atroz y desconfiado pues en el suelo se levantaban pedruscos, los arboles parecían formar una especie de arco al estar tan doblados, por ello las hojas estaban a una altura humana por lo que podría ser molesto para ellos.
Dodo, el mayor apuntó con el dedo hacia el camino de la izquierda. Se puso a su favor Lala y gran parte del séquito, pero los otros se detuvieron. No se fiaban, incluso la pequeña Sisi presentía algo malo.
Dodo sacó de nuevo los pergaminos y la pluma.
-Hacernos caso, este es menos arduo y a la vista está que es seguro.
-No y no.-Sisi frunció el ceño y se cruzó de brazos.
Dodo se dijo así mismo: ´´niña mimada, ojala te mueras.`` Pero lo que escribió fue otra cosa:
-Haz caso a tu hermano mayor.
-Déjala en paz ¿Por qué no vas tú? demuéstranos la seguridad del camino.-esta vez Rere gesticuló despacio.
Dodo asintió convencido de sí mismo. Se acercó rápidamente. Al pisar la tierra notó que se movía en círculos y lo metía hacia dentro. Gritó, desaforado. Estos corrieron en su ayuda, al igual los guerreros, le cogieron de los brazos para sacarlo con todas sus fuerzas. Se debilitaban por momentos creyendo que era la última vez que lo veían con vida. Sisi se cayó al suelo, agotada pero Lala y Rere persistieron, logrando el rescate.
Suspiraron, abrazándolo. Se quedaron unidos durante un buen rato, sintiendo el amor entre hermanos que desde hace tiempo no salía.
Después de llegar a la otra punta observaron extensos campos de trigo a merced del sol que se manifestaba con más intensidad. Descansaron a la sombra de la copa de un árbol. Los guerreros tuvieron que aguantar el calor, deshidratados.
-Hemos llegado, este es el sitio del que hablan los pergaminos.- Rere mojó la pluma en el tintero antes de escribir.
-Pero ¿cómo sabremos donde está el corcel?-escribió Lala.
-¡Diantres! en los pergaminos no pone nada.-escribió Dodo con el rostro sombrío.
-¿Qué vamos a hacer ahora?.-escribió Sisi, a punto de llorar.
-Estamos perdidos.-cuando acabó de escribir Rere, se dio cuenta de que los tinteros que había colocado con sumo cuidado en su bolsa se habían regado. Se enfureció.
Al verlo en ese estado todos supieron porqué era y ellos también se enfadaron. Sin la tinta ya no podrían escribir de modo que tampoco podrían comunicarse de forma clara, solamente les quedaba la gesticulación.
Sisi saltó de alegría. Todos se quedaron extrañados sin conocer el porqué de su comportamiento.
Ella, sin embargo no paró. De pronto observaron su boca, parecía que estaba cantando. Leyeron muy difícilmente sus labios y en su mente apareció la canción más marcada en sus infancias puesto que les recitaba siempre, después del ocaso, su madre, antes de morir.
El ocaso maravilloso se acerca.
Las estrellas color plata están cerca
también y la pálida luna llena alumbrará la cerca
de los dominios de Alebosí y todas las tierras yermas.
Una palabra nada mas necesitarás en este día de luna llena
y en este desolado lugar para que aparezca de tal forma que nunca olvidarás.
Pero es indispensable que la pronuncies bien, pues de lo contrario nunca jamás lo verás
 La palabra mágica que pronunciarás
Es; Clarimonicadosferoribunoushakakisdasina
Hasta ese momento nunca supieron que les iba a hacer falta, ni tampoco que existiera en verdad.
Sisi con destreza pronunció la palabra. Lo hizo correctamente ya que cuando tenía cinco años lo intentaba todos los días pues suponía un reto para ella.
Para asombro de aquellos muchachos y su séquito, aquel corcel alado, níveo como la nieve apareció en el cielo, dejando una estela brillante detrás. Planeó durante un tiempo y después aterrizó ante ellos.
Todos se quedaron perplejos, viendo la beldad infinita del corcel. Sisi se acercó con una sonrisa para acariciarla, al igual lo hizo Lala menos los hombres que prefirieron mantener la dureza viril. Para asombro de Dodo, Rere se acercó también, eludiendo su mirada. Entonces, se levantaron unas carcajadas entre el séquito pero como no oía Rere no se alteró.
Partieron de inmediato. Sisi y Rere se montaron en el caballo disfrutando de un viaje espectacular por aire. Abajo todo era como motas de polvo y arriba casi acariciaban las nubes de algodón. Por primera vez Rere se sintió niño, algo que anhelaba demasiado.
Solo Dodo se conservó maduro y circunspecto todo el camino pero algo dentro de él le decía que no tendría otra ocasión, que sería una emoción especial, aun así siguió igual de serio que siempre.
Llegaron a una especie de túnel que pasaba por el centro de un elevado pliegue. Desde los flancos se extendían unas torres blancas unas en frente de otras hasta que desaparecían a lo lejos, a miles de kilómetros. Estaban demasiado pegadas como para que lograran pasar en medio de ellas y eran demasiado altas como para que pasasen volando por arriba puesto que las nubes las cubrían. No tuvieron más remedio que pasar por el túnel oscuro.
A todos les infundía temor, incluso a los guerreros, incluso al Dodo de piedra.
Sus corazones palpitaban con celeridad, sus pasos en cambio se adentraban parsimoniosos, en fila.
El caballo, que se había convertido en  guía del viaje lo llevaba Rere, el primero de todos. Intentaba creerse a sí mismo que ese túnel no le daba miedo pero no podía mentirse. El temor le vencía por momentos, a medida que se acercaba más y más y más. En el umbral se detuvo, suspiró dos veces lentas y prosiguió. Los trotes del caballo producían un eco aterrorizador, para la suerte de ellos, no los pudieron oír.
Cuando todos estuvieron dentro notaron una ligera sensación de agobio y que se acrecentaba cada segundo que pasaba. En sus pensamientos pasaron cosas sórdidas que les confundía. La pequeña gritaba con todas sus fuerzas pero nadie la podía consolar.
Todos esbozaron una sonrisa agridulce al oír una extraña y perturbadora canción pero de repente un sonido agudo les reventó el tímpano. Cayeron al suelo encharcado de lodo, asustados pero inmediatamente continuaron  puesto que vislumbraron una pequeña luz al final.
Cuando salieron a la luz se dieron cuenta de que la pequeña no estaba. Ninguno se atrevió a entrar otra vez pero querían recuperarla hasta cuando la dieron por muerta después de esperarla un buen tiempo apareció toda cubierta de barro. La abrazaron muy fuerte, quitándole el barro de la cara para darle besos.
Continuaron el trayecto al albur de un destino incierto hacia los confines del extenso terreno yermo. El cielo cargado de nubes les advertía de la llovizna previa. A esas alturas y sin ningún abrigo donde poder refugiarse ya denotaban unos rostros cansados. Mientras caminaban se sacaron frutos frescos y pan para comer, era lo único que les quedaba.
Más después el camino se hizo cada vez más estrecho, oculto por una arboleda. A unos pasos más se toparon con una cueva donde acamparon hasta el siguiente día. Como pudieron se apretujaron los hermanos al fondo donde conciliaron el sueño a mitad de la noche.
Había sido un día agotador, todos estaban deseosos de ir a casa y algunos se arrepentían de haber venido pero ya no había marcha atrás. Tenían que encontrar aquel lugar y derrotar a los Pétreos para devolver el sonido a todo el mundo, lo que no sabían era que para ellos nunca más iba a existir el sonido después de ese pitido.
Al siguiente día parecía más prometedor. El sol reinaba con todo su poderío en lo alto, en medio de un cielo límpido azul. Siguieron el transcurso del río durante gran parte de la mañana y llegaron a un lago enorme a mitad de la tarde.
Dodo junto a Sisi se montaron en el caballo pero los demás no encontraban la manera de llegar al otro lado si no era nadando. Después de mirarse los unos a los otros se metieron al agua fría. Finalmente lo lograron.
Después pasaron por un puente largo, nadie pudo mirar el abismo oscuro de abajo mientras cruzaron. Al pisar el suelo liso del otro lado vieron un paso hecho solamente con tablas de madera y unas cuerdas que las sujetaban. Abajo corría un río blanco donde veían las puntas afiladas de unas piedras.
Más de uno no se atrevió a cruzar y hubieron otros que abandonaron la misión, esto era mucho peor que lo de antes. A lágrima tendida  lloraban las hermanas las cuales fueron bofetadas fuertemente por Dodo y obligadas a pasar primero. Rere se enfrentó a él con la espada de uno de los caballeros. La esgrimió con gesto solemne, le embargó la ira acumulada de todos los anteriores años y descargó contra él.
Dodo fue rápido y esquivó la espada a tiempo por lo que su hermano cayó, miraron sin poder creérselo  como su hermano impactaba en una de las rocas, su sangre manchó la blancura intacta del agua.
Lala y Sisi lo intentaron pegar con todas sus fuerzas. Él se quedó paralizado, había pasado todo muy rápido, de repente se había quedado sin hermano. Sus lágrimas eran de puro dolor.
Siguieron el camino, cabizbajos. Ni siquiera el vértigo les atemorizaba ahora.
Allá la inmensidad de los pétreos les esperaban y el mar infinito cubría casi todo.
Había llegado el momento más difícil. Tenían que vencer a los pétreos y lo peor era que no sabían cómo.
Sisi apuntó a los pequeños escalones de las paredes adivinando el camino para llegar hacia ellos. Todos estaban pensando lo mismo ´´¿y después qué?``, ´´¿cómo les venceremos?``
Dodo ordenó a los guerreros caminar hacia los escalones de los dos lados. Mostraron valentía al atreverse a hacerlo sin ninguna queja. Despacio caminaban pegados a la pared sin mirar abajo.
A esas alturas del viaje habían perdido todas las esperanzas. Se decían que habían llegado hasta allí de milagro, arrepentidos de hacerse los valientes, que eran simplemente unos chavales fanáticos de la música, solo eso, que no eran ni por asomo los héroes que pasarían a la historia guardados en las historietas que relatarían los juglares.
Dodo les hizo señas para que volvieran pues habían abortado la misión ellos también.
Sisi no se lo creyó. Les dirigió una mirada pensando que a esas alturas no se podían rendir.
 Se volvieron hacia atrás destrozados por completo, menos la hermana que empezó a cantar.
Los tres sacaron sus flautas, al unísono sin saber porqué lo hacían. Dodo sacó la partitura misteriosa y empezó a tocar, le siguieron Rere y Lala, haciendo una pequeña piña, al mismo tiempo que unas lágrimas cristalinas caían de sus ojos y se deslizaban con movimientos de serpiente hasta caer  al mar, integrándose en la infinidad de gotas.
No les hizo falta oír el sonido de las flautas para sentirla en el fondo de sus corazones.
Sus ojos se abrieron como los de un búho cuando los Pétreos tomaban vida y se acercaban con pasos lentos contra la fuerza del mar. Lanzaron piedras hacia los muros donde estaban ellos, sin fortuna. Muertos de miedo siguieron tocando pero con más fuerza al tiempo  que hacían cabrear y debilitar a Los Pétreos. Siguieron insistiendo, sus ímpetus eran muy poderosos. Estaban muy cerca de ellos, uno atizó su brazo forzudo en medio de ellos con lo que partió la puerta, mientras que los otros lanzaban bolas hacia los lados donde todavía permanecían inmóviles los soldados, de pronto los Pétreos se quedaron quietos y se disgregaron en trozos muy pequeños.
Las hermanas perdieron el equilibrio, estaban a punto de caerse pero su hermano las cogió de la mano en el último segundo.
-¡Aguantar, por favor!.-Dodo gritó descubriendo la más dolorosa de las verdades, aun no podía oír. Empezó a llorar, aguantando la carga de sus hermanas que también la habían descubierto.
Dodo aguantó con todas sus fuerzas. Se había dado cuenta en ese momento de que sin ellas no podía vivir. Se lamento por todo lo malo que les hizo. Rezó a los dioses que lo ayudaran pero comprendió cuando se les resbalaba sus manos y las vio caer al agua que no existía dios alguno, todo había terminado con un final triste.
Solo quedaba él en pie, sin nada que lo anime a seguir viviendo. Dio un pequeño paso hacia el filo del peñasco. Miró hacia abajo a punto de tirarse.

Diez años después la gente del reino celebraba el día en que volvió la música a sus oídos con festines a mansalva y bailes populares. Se respiraba un ambiente alegre y a la vez triste por la muerte de los héroes.
Los reyes mandaron a componer una canción en honor a los Vargados. Siempre que venía el día de la celebración los músicos la tocaban.
Aquel día no iba a ser una excepción. Todo el mundo cantó apoyando a los padres que todavía no se habían recuperado de la tristeza. Levantaron las copas y el rey dijo:
-Señores y señoras, damas y caballeros. Hoy se cumple diez años de cuando por suerte y gracias a nuestros queridos héroes volvió la música a nosotros. Quiero celebrarlo y a la vez guardar un minuto de silencio por la pérdida.-dijo con ojos lagrimosos.
El silencio se quebró a mitad con los lloros incesantes de los padres.
-Animo. Nosotros os apoyaremos y os...-el sonido de la puerta al abrirse  interrumpió a la reina.
No vieron quien era hasta que la gente formó un pasillo, asombrados.
Los trotes del corcel era el único sonido en aquel momento de impresión.
-¡Hijo!.-la madre corrió hacia él para abrazarlo.-¡Has vuelto!
-Madre, la he extrañado mucho durante todo este tiempo.-Se apeó para dirigirse hacia el padre.
-¿Y tus...?-el padre repleto de ilusión miró a todos lados.
-Ese túnel nos dejó sin tímpanos así que no puedo escuchar. Ellos...murieron-dijo llorando-fue mi culpa. Se me resbalaron de las manos y Rere-silencio-Rere se enfureció conmigo y cayó al mar.
-Dioses, ¿de qué túnel hablas hijo mío? y ¿Por qué murieron?-el padre lo miró a los ojos.
Dodo pudo leer en sus labios lo que dijo
-Verá padre, antes y me arrepiento, antes odiaba a mis hermanos. Pensaba que no los quería pero me di cuenta muy tarde de lo contrario. Cometí una estupidez detrás de otra.-reventó a llorar.
Todos los días rezaba por sus hermanos. Pasaba lentamente por sus alcobas recordando aquellos momentos cálidos cuando todo estaba contaminado por la felicidad, las risas y los juegos.  

Finalmente pudo recobrar un poco de felicidad con la chica con la que se casó pero no había un solo día en que no no recordaba aquel momento después de la muerte de sus hermanos cuando prefirió vivir porque pensaba que morir era de cobardes.

sábado, 17 de mayo de 2014

Mis películas favoritas


PALABRAS ROBADAS




AUGUSH RUSH


EL INTOCABLE



AVATAR





Mi Monólogo interior

Ojalá se detuviera el tiempo para hacer durante un buen rato lo que más te guste, sin importar el paso de los minutos, el tic tac del reloj, expulsar todos los agobios afuera y disfrutar del momento más placentero que exista. No te preocuparías por nada de lo que suceda en el mundo porque todos están como estatuas, nada excepto tu se mueve. Y me pregunto que harías en el caso de que te ocurriera por una causa extraña, por no decir imposible.
En mi caso, si tuviera el poder de dominar a mi antojo el tiempo lo pararía justo en el momento del día más hermoso, un atardecer, sentado bajo la copa de un árbol, alrededor de un bello paraje, igual que la foto de fondo que ves atrás. Allí escuchara mi música relajante y con la que me inspiro, no pondría una de Juan Magan porque me entorpecería el momento, me llevaría alguna bebida refrescante y por último, entre unos cuantos elegiría de los objetos más preciados que tengo en mi habitación, un libro. Puede ser cualquiera de los que tengo, no me importaría el escritor porque todos son loables, a mi parecer.
Si el sueño no me venciera me quedaría hasta acabar el libro, actualmente me estoy leyendo el señor de los anillos, pues ese me lo acabaría y siguiera con el Código Da Vinci que lo tengo empezado, brillante libro, me enganchó tanto aquella noche cuando me lo encontré por casualidad en la estantería de mi habitación que no podía parar,hasta que me dormí, ya eran las cuatro de la madrugada. Creo que todo el mundo debería de leérselo. Sobre todo me gusta la información que da acerca del cuadro de la mona lisa y la divina proporción, entre otras, es fenomenal. O también recomendaría la trilogía del Cementerio de los libros olvidados de Carlos Ruiz Zafón, mi favorito. Podría leer y volver a leer sus libros y no me cansaría.
Esto de detenerse el tiempo me recuerda a un capítulo de los Simpons en el cual Lisa pide que se pare el tiempo, se quedó asombrada cuando veia unos copos de nieve detenerse ante sus ojos.
No sería asombroso tener el mundo para ti solo. Por un momento vivir en paz,  sin que nadie ni nada te impida hacer lo que tu quieres en ese mismo momento. Que se lo digan a la gente de Nueva York, tan ajetreados que están todos los días. Os aseguro que yo no podria vivir allí. Tantas personas, tantos coches...todo se eleva a la máxima potencia. Lo peor de todo, las calles oscuras, abarrotadas de suciedad, ese ambiente me hace pensar en cosas lúgubres. Bueno también tengo que decir que hay una parte positiva. Conoces personas de todas las nacionalidades porque EEUU es el país donde mas extranjeros hay aunque ahora que lo pienso no podría hablar con nadie porque el inglés es un idioma que no domino muy bien, mas mal que bien pero siempre puedo echarme algún amigo que me pueda traducir todo. Los edificios grandiosos, la comida, eso la comida. Lo mejor. Has visto alguna vez por la tele el inmenso tamaño que hacen los bocadillos, o las hamburguesas. Comerse una de esas no estaría nada mal por una vez en tu vida.
Otro de los motivos es el poder viajar a otro continente por primera vez. Me encanta viajar,ver mundo, cosas fuera de lo común. vivir experiencias nuevas...pero me echa un poco atrás la idea de viajar en avión.  Unos dicen que no sintieron nada, otros que se te sube el corazón a la garganta...¡con el vértigo que le tengo a las alturas! pero bueno, todo se supera y voy a saberlo porque en poco tiempo haré un viaje.
Bueno, a parte de leer, que a algunos les parece tedioso porque no han encontrado el libro exacto, uno que te deje tan impresionado, tan a gusto que quieres continuar leyendo libros de ese mismo autor, pues haría todo tipo de locuras,las cuales no te atreverías hacer en un día normal.

El Monólogo interior



Monólogo interior


El monólogo interior es una técnica literaria con la que se reproduce en primera persona los pensamientos de un personaje, tal como brotarían de su conciencia.
Esta técnica desempeñó un papel importante en la renovación de la novela en el siglo XX. Se atribuye la paternidad de esta técnica a Édouard Dujardin, autor de Les lauriers sont coupés (1888). James Joyce, refiriéndose a esta novela, señala que “el lector se encontraba, a partir de las primeras líneas, instalado en el pensamiento del personaje principal. El desarrollo ininterrumpido de este pensamiento, substituyéndose completamente a la forma usual del relato, es el que enseña al lector lo que hace este personaje y lo que le sucede.” El propio Dujardin escribiría en un ensayo de 1931: “El monólogo interior es [...] el discurso sin oyente y no pronunciado, mediante el cualun personaje expresa su pensamiento más íntimo, el más cercano posible del inconsciente, anteriormente a toda organización lógica…”. Su objetivo es “evocar el flujo ininterrumpido de pensamientos que atraviesan el alma del personaje a medida que surgen y en el orden que surgen, sin explicar el encadenamiento lógico (…), por medio de frases reducidas al mínimo de relaciones sintácticas, de forma que da la impresión de reproducir los pensamientos tal como llegan a la mente”. Esta falta de lógica y articulación coherente constituye la diferencia esencial frente al soliloquio. Rasgos peculiares de este monólogo interior son, aparte de la no interferencia del narrador, la afluencia incontrolada del inconsciente [...], la emergencia desorganizada y confusa de imágenes, sensaciones, sentimientos e ideas expuestas sin ilación lógica y con distorciones sintácticas, por medio de libres asociaciones, con la consiguiente alteración o disolución del tiempo y del espacio
         Ejemplo de monólogo interior
Portada de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos
Fragmento de Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín-Santos, en el que leemos las reflexiones de un personaje que intenta superar el miedo que le provoca el hecho de estar en la cárcel acusado de homicidio.
      Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.
Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
http://blocs.xtec.cat/elruidodelalluvia/?page_id=27

EL GEN. LAS RUINAS DE MAGERIT


Sobrevivir al fin del mundo es algo tan cruel como paradójico. ¿Qué sucedería si la Humanidad se viese destruida por culpa de su propio poder, qué pasaría si finalmente todo el progreso acumulado y el egoísmo de las personas por conseguir su propio bienestar se viesen revertidos, y acabasen con nosotros tan rápidamente como podemos chasquear los dedos? “El fin”, es lo que la mayoría de 
Hace poco me encontré buscando en Internet con un taller de escritura,http://talleresliterariosonline.com/?s=LITERARIOS+ONLINE+, es fenomenal porque por medio de unos vídeos que suele colgar enseña a las personas principiantes como yo y a los que no son tan principiantes a por ejemplo como crear al villano perfecto. Y a parte de recomendaros esto quiero difundir su libro, EL GEN. LAS RUINAS DE MÁGERIT a través de mi blog porque creo que su autora y el propio libro se lo merecen. Se llama Covadonga González. En general a mi me encanta su libro, la primera vez que leí el principio me quedé con ganas de seguir leyendo más, es sorprendente. Digo esto porque a parte te ofrece la posibilidad de iniciarte a su libro gratis y lo que es mejor, cuando decidas comprarlo te vas a encontrar con un precio muy asequible.
Abajo  dejo el enlace a la página.
http://www.amazon.es/s?_encoding=UTF8&field-author=Covadonga%20Gonz%C3%A1lez-Pola%20Jaquete&search-alias=digital-text
Si lo probáis decidme vuestros comentarios.

viernes, 16 de mayo de 2014

Ejemplos de Escritura Automática


De entre varios textos he escogido los que más me gustan y me llaman la atención. A ver que os parece:

ESCRITO DE UN LECTOR DE “LA ESCRITURA AUTOMÁTICA”


Hambre solamente tiene un color dentro del error que me produce sentirme lejano y a veces tener un poco de hierba en mis oídos. Lo peor de volver a caer en piezas armónicas es sentirse feo por dentro cuando la verdad es que la belleza no es cosa de entendidos. Cada cien años volamos casas y aviones para sentirnos dios. un grupo de científicos podría querer borrar y escribir nuevas teorías acerca de la vida, para hervir la muerte en pizarras blancas de luz sin nunca enterarnos. La peor duda es la que se resuelve preguntándole a los hombres. las mejores no tienen respuesta. Lo más  ridículo de  llamarse por el nombre viene de la idea que somos quienes nos miramos en un espejo, cuando somos tan distintos, la cascara de la nuez no demuestra el sabor de su fruta. Cuando tengo sed me tomo el té  rápido para que la sed no llame al hambre.

Viento de soledad emerge de la nada sobre la negritud de nuestras cabezas. La inmensidad es eterna si no se tiene lo que se desea, es la verdad la que te deja sentir todo como si fuera algo que no se encuentra en este mundo. Tal vezluchemos por banalidades que enfurecen al resto mientras la verdad se encuentraahí fuera de un modo que nadie ve. Crees en la negritud del cielo por que nadie te lo explica, piensas en la misma manera que te hizo creer en el futuro y ahora solo ves caos y destrucción. Nadie más piensa eso, solo tú, no lo olvides. Cuando creas que lo has entendido una nueva duda te asaltará y te hará creer en la nada. En la más extensa y destructiva nada. La soledad del individuo no es otra cosa que los pocos medios que tiene para subsistir, como si no existiera nada más que eso entre las murallas de la soledad a la que hace frente con los pocos medios de los que dispone. Si piensas en terminar algo, acábalo o se quedará en tu mente como una mentira podrida que se va enraizando en lo más profundo de tu ser, comiéndote por dentro y devorando todos tus pensamientos como si fuera algo vivo, una especie de gusano hambriento que devora tu materia gris como lo hacen las vacas con el pasto. Si no piensas terminar, termínate.


NUEVA ESCRITURA AUTOMÁTICA: ¿UNA PROFECÍA? ¿CAMBIO SOCIAL A LA VUELTA DE LA ESQUINA?



Viertes la calma sobre un nido de águilas que no hace más que callar cuando les atacan. Sientes que los de arriba parecen ser más fuertes, pero nada es peor que la verdad que no deja florecer a las sirvientas condenadas a la catástrofe que está por venir. Sentimientos incontrolados inundan nuestros corazones, mientras los que parecen vivir bien no sienten nada de lo que nos sucede. El subconsciente parece gritar basta cuando tanto murmullo se apodera de la mente. Es el incontrolable deseo de libertad el que manda directamente todo lo que tiene que suceder, el viento y nada más que él conseguirá llevarse todo, como si de una nube negra se tratara. Es más, creemos que no sucederá, pero el tiempo nos dará la verdad


sábado, 3 de mayo de 2014

La noche del loco



-Mis ángeles, ya veréis como nos divertiremos esta noche en el circo. Papá siempre cumple sus promesas, tarde pero las cumple. Entendedme, mi trabajo es muy ocupado, soy el jefe de la multinacional. pero esta noche seré solamente para vosotras y mañana puede que también, si no pasa nada. Mirad cuanta gente ha venido y las luces del interior, como mola hija ¿a que si?
Querida, alegra esa cara que tenemos que estar contentos de vernos, como las demás familias y nada ni nadie nos va a separar nunca más, ni siquiera la muerte.
Ya vamos ya vamos, que impaciente es este señor. ¿Nuestros asientos son esos no?. Creo que sí, vamos a sentarnos, que va a comenzar ya.-tras un breve espacio de silencio les dijo.- El presentador es un cachondo perdido y mirar el mono Yoyó, que divertido.-le apuntó con el dedo- Recordarme que cuando lleguemos a casa os limpie, porque vaya pinta tenéis.-les echó una mirada de arriba a abajo.-estamos en primera fila, que suerte hemos tenido. ¡Ha, querida!, me dijiste la última vez que te comprase algo por nuestro décimo aniversario.-se sacó del bolsillo del pantalón una caja alargada.-pues he querido comprarte un colgante de belleza como la tuya.-la abrió y se lo puso en el cuello. Atentas, ahora van a sacar a los leones, bua que miedo dan, con sus garras y su boca.-les dijo como si fuera un niño.- Me parece que los traen de Madagascar, ese último creo que es el de la película.-rió.- Si hubieran traído a los pingüinos nos divertiríamos más, ¿no os parece?.
Habrán tenido que trabajar mucho para conseguir hacer eso con unos leones, increíble, pero si parecen juegos de gatos, solo que estos son mucho más grandes y peludos. Acercaos más a mí, abrazarme como nunca lo habéis echo. Me he sentido muy mal sin vuestra compañía-de sus ojos brotaron unas pequeñas lagrimas que inmediatamente se convirtieron en una cascada, a la vez puso las dos cabezas en sus hombros y los brazos cogidos por su cintura. A partir de esta noche dormiremos los tres juntos en la misma cama. No he cambiado las sabanas querida, el olor que dejaste impregnado en ellas me hizo aliviar los días en los que no podía más, estuve a punto de suicidarme para reunirme de una manera más placentera con vosotras, pero soy demasiado cobarde como para hacerlo. Me produce temor descubrir la verdad sobre el más allá, seguramente vuestras almas ya lo hayan descubierto. Dame un beso, mi amor-se acercó lentamente a su rostro de huesos pero de pronto una voz lejana lo interrumpió.
-¡No lo hagas Jack, es una cadáver! dios santo pero ¿es que no te das cuenta? estoy desconcertado, como se te ha ocurrido hacer esto, estás muy mal.-se acercó, furioso.-no tendría que haberte dejado entrar, lo hice porque eres mi amigo desde hace mucho tiempo y como me dijiste que querías entrar al circo para imaginarte como hubiera sido esa noche sino hubiera pasado eso.
-Paul, saluda a mi familia sino te importa.-le interrumpió, muy serio.
-Tienes que ver a un psicólogo. Amigo entiende que ellas no van a volver, lamentablemente ocurrió así pero tienes que mirar hacia delante. No te puedes estancar.
-Te crees que soy idiota hijo de la gran puta. Los sé todo. Tú fuiste el que las mató, cabrón de mierda. Este pañuelo ¿te suena de algo?, si, es el tuyo, tu favorito, el que lo llevas todos los días. Se te cayó en la cama.
-Jack...perdóname-dijo asustado.
Sacó del bolsillo de su chaqueta una pistola. Acto seguido le apunto en la frente.
-No le he dicho nada a la poli porque quiero cobrártela yo mismo-su pequeña sonrisa era propia de un loco.-siempre estabas acosándola, ella no me quería decir nada, te tenía miedo...pero lo que no entiendo es porque mataste a mi pequeña.
No se atrevió a contestarle.
-Contesta,-le gritó, colérico.
-Iba a decírselo a la vecina. No podía dejarla escapar así que la ahogué.-se puso de rodillas, llorando.-te juro que me arrepiento, por favor, no me mates, auxilio, auxilio.-gritó esperando a que alguien lo rescatara.
-No puedo perdonarte, amigo.-le disparó.

lunes, 14 de abril de 2014

Opinión sobre el comienzo de mi historia

Durante el atardecer la pequeña Shasa de rostro cándido y hermoso pelo lacio y largo caminaba descalza por la orilla de un mar que se perdía por el horizonte, calmado y vivo reflejo de la pálida luna. La acompañaba Luka, una perrita energica y vivaz de pelo rizado blanco.
Para ella era el mejor momento del día, contemplar el ocaso no tenía precio por eso insistía e insistía en que la dejasen salir pero a solas, sin estar escoltada por ningún soldado y la mayoría de las veces conseguía todos sus propositos. A pesar de ser una niña gruñona y consentida todo el mundo caía de rodillas a sus pies, tanto personas dulces como personas agrias pues tenía una forma de ser angelical, era la estrella que iluminaba los castillos frios y lúgubres con sus sonrisa nívea.
Aquella vez se mostraba mucho más abierta de lo normal, la confianza que sentía con Luka no la podía tener con nadie. La perrita la miraba con sus ojos pequeños y negros y pensaba que la podía entender. Le estaba diciendo:
-Me encantan los ojos azules del príncipe Rody, quizás me case con el algún día, todo dependerá de mi madre, si cambia de opinión sobre los hombres mi sueño se cumplirá pero...-la que era una sonrisa se difuminó por completo-si no lo hace estaré sola toda mi vida, sin el calor de mi apuesto príncipe-suspiró-ni tampoco podré tener niños, otro de mis sueños-dijo triste viendo corretear a Luka a su alrededor.
Tras un espacio de silencio Shasa dijo:
-Luka, mira lo que tengo aquí-sacó del bolsillo de su vestido verde pistacho una pelotita roja-¿Quieres jugar con ella?-Luka contestó con unos ladridos alzando las patas delanteras a imitación de un caballo-¡Toma!- la lanzó lo mas lejos que pudo.
Al mismo tiempo la perrita corría desbocada sin despistarse de la dirección por donde cogía la pelotita. Ella, mientras tanto se quedó sentada en la arena suave y cálida intentando recordar el roce de sus dedos con los del principe que había tenido lugar durante la celebración del matrimonio de su hermano. La primera vez que sus miradas se encontraron le parecía detenerse el tiempo alrededor de todo un publico bullicioso. Estaba convencida de que el sentía lo mismo.
Pasado un tiempo de espera la pequeña bajó de las nubes al darse cuenta de que Luka no había vuelto. A pesar de los constantes gritos y silbidos que enviaba no obtuvo respuesta. Se empezó a preocupar, corría de un lado a otro esperando encontrarla en cualquier sitio, pero a salvo. Lamentablemente para ella no fue así.
De pronto la oyó, al principio no sabía de donde procedían los ladridos pero cuando lo hizo otra vez alcanzó a escucharla en el interior de la cueva también llamada "El ojo negro", de modo que con pasos lentos y titubeantes se acercó. Mientras lo hacía notaba como una fuerza extraña la arrastraba hacia adentro acompañada de un cantico agradable.
Cuando le faltaba poco para cruzar el umbral de la cueva se paró en seco, pues una de las cosas que más temía era la oscuridad.
-Luka, ven aquí perra mala-la reprendió, poco habitual en ella.
Poco después sintió que algo se acercaba. Aquello que se movía se dejó ver una brizna por la claridad de la luz de la luna. La niña cayó de asombro recordando las imágenes de todos los momentos tristes y agradables que pasó con ella al ver la sangre chorrear en la boca de aquel ser. Por un momento se quedó petrificada, derramando unas gotas de lagrimas que se deslizaban como una serpiente por la tez llegando a parar a la comisura de los labios.Después únicamente se atrevió a decir:
-¿Qué eres?-sintió que un profundo temor invadía todo su cuerpo. Entonces se levantó y empezó a correr sin mirar atrás.
La criatura alada se alzó al vuelo agarrandola por la espalda con sus afiladas uñas a la vez que la tata que se había arrepentido de haberla dejado salir sola la vislumbraba desde abajo.
-¡Dioses!-se puso las manos a la cabeza con rostro sorprendido.-la reina me matará y ¿Que diantres es eso?

Ajenos a todo esto la reina Sharisia junto a sus cuatro hermanas y escoltadas por cinco jinetes disfrutaban de una cacería sanguinaria en el corazón del espeso bosque Sharisiano pero ya estaban de camino al castillo montados en sus corceles hermosos.
El de Sharisia era de pelaje negro azabache. Siempre montaba en el mismo. Tenía tanto apego a el que ordenaba a sus subditos cuidarlo con máxima precisión. La segunda hermana había escogido uno de color marrón oscuro, la tercera igual pero a escepción de la última que optó por un palafrén . Por otra parte los soldados que se les designaba caballos diferentes todos los días, tenían unos de color marrón claro con las pezuñas y la crín negras.
Al unisono trotaban con porte aristocrático y elegancia. Las duquesas y la reina se decían:
-Hermana Sharisia, recuerde que vuestro torneo dará comienzo dentro de dos días. Hace un mes que el heraldo corrió la voz por todos sitios. Tenemos que prepararlo cuanto antes-quien habló fue la segunda más mayor, una mujer recta, de modales refinados e inexpresiva.
-Es verdad, no me había percatado de eso, gracias por recordarmelo Yaela-el torneo era el foco principal de la riqueza en época de verano en la que tanto la nobleza como los no privilegiados se congregaban en multitud. Además acaudalados comerciantes procedentes de todos las ciudades acudían con sus carromatos llenos de diversos productos y decoros con la intención de llenarse los bolsillos de monedas.
-Lady Sharisia, todos estamos impacientes por que empiece el torneo-uno de los soldados se atrevió a dirigirle la palabara.
-Callate imbecil, eso ya lo se-la reina rugió de la cólera que le producían los hombres y más los de aspecto temible.
-Tranquila, solo ha querido informarte, nada más-la pequeña de todas intentó sosegarla. Esta era la única que trataba al menos con una pellizca de respeto a los hombres, incluso los defendía como esta vez.
-¿Por que los defiendes?¿Acaso se te ha olvidado la clase de animales que son?-dijo Yaela.
-No se...-se quedó pensativa-tal vez por pena-la razón en realidad no era esa y Eliana entreveía a través de sus actos la verdad aunque cada vez estaba más segura.
¿Por pena?-dijo Eliana riendose-he de deciros hermanas que eso es falso. Le apasionan los hombres corpulentos, lo se porque he visto como los mira, aunque por otra parte...pensó por un momento lo que estaba a punto de disparar-somos mujeres, es normal que nos atraigan y nunca podremos competir con eso, tendremos que hacerlo tarde o temprano.
-¡Ni hablar!-pronunció en voz fuerte-nunca, me ois, nunca perdereis la virginidad, no os imaginais lo horrible que es. Los hombres son unos asquerosos- clavó una mirada despectiva en ellos.
-Me duele deciros esto lady Sharisia pero tiene razón-en contadas ocasiones se ponía a favor de ellas cuando se trataba de este tema pues tenía el mismo pensamiento acérrimo de Sharisia.
-¿Tú también?-no puede ser que os hayais dejado llevar por el encanto de los hombres-dijo decepcionada.
-Entiendelo Sharisia, no nos queda otra opción si queremos conservar la sangre de los Roldaen. Tenemos que engendrar hijos si o si.
-No, maldita sea, estais locas todas-enfureció.
-Tranquilizate hermana. Además tu hija necesita que habrás las puertas de tu corazón a los hombres porque ella desea casasarse con un príncipe-dijo Dilulina-hazlo aunque se a por ella-Dilulina y Shasa tenían una relación muy cercana«amigas hasta la muerte»-se decían en la alcoba todas las mañanas cuando la peinaba delante del espejo. Esto no era otro motivo que sentirse niña otra vez.
-¿Te lo dijo ella?-se impresionó puesto que no sabía nada de ello.
-Si, ya sabes que conmigo tiene más confianza.
-De ser así...meditó durante un instante-tendrá que olvidarse de ese príncipe. A la vuelta se lo diré.-su relación con su hija había cambiado e iba a peor y sabía que se trataba de este tema, aun así sigió inflexible.
-Aún no puedo creer que la referencia de nuestro padre te haya afectado tanto y lo peor es que no lo has olvidado todavía-le dijo Eliana.
-Nuestro padre...gran miserable-dijo antes de que se marchara como un rayo.
-Es dura de roer, no va a ser facil combencerla-les dijo Yaela viendo como desaparecía a lo lejos.
Tras haber pasado la atestada ciudad por el camino sinuoso y cruzado el río por el puente levadizo y el rastrillo, Sharisia que era la primera en llegar se dirigió hacia las caballerizas donde se apeó ilusionada por ver a su hija antes de que el dios del sueño la cogiera entre sus brazos. La tata, una anciana menuda y cariñosa se acercó desaforada a sus piernas.
-Milady, milady, perdonad a esta vieja inutil-dijo con los ojos encharcados en lágrimas.
-¿Qué ha pasado?, dimelo, no me asustes-la cogió de la barbilla obligandola a mirarla a los ojos-¿Qué ha pasado?-Preguntó de nuevo, asustada, muy asustada.
-La niña Shasa...-estaba tan nerviosa que casi no podía pronunciar palabra alguna-se la han...-explicar lo sucedido era imposible, inaudito.
-¿No quieres hablar?-le dio tal bofetada que cayó al suelo, dolida, tapándose la cara.
-Habla de una vez por todas¡Por favor!-suplicó.
Todos los integrantes del castillo acudieron, sus rostros eran una mezcla de miedo y melancolía.
-Una criatura jamás vista por el ojo humano...con enormes alas y afiladas uñas...la agarró y se la llevó-acabó con un torrente de lágrimas.
No podía creer lo que había escuchado, se quedó congelada, sin mover ni un músculo. Solo dijo:
-La profecía se ha cumplido.
Los demás llegaron muy asustados al oir los incesantes llantos de la anciana tata.
¿Qué ocurre?-¿Por qué está así la tata?-preguntó Dilulina cuando se apeó.
Sharisia las miró.
-¿Os acordáis de la pontífice?
-Si, pero ¿Que tiene que ver ella con esto?-preguntó Yoraina, extrañada.
-Lo que me dijo se a cumplido-respondió mostrando ser debil por primera vez.-una criatura desconocida se ha llevado a mi hija.
-No, mi ángel, no puede ser cierto-dijo Dilulina arrodillandose en el suelo y con la cabeza bocabajo.
-Pero ¿Cómo ha pasado?-preguntó Yaela.
-Lady Yaela, permitidme contaroslo-el jóven paje del señor feudal, que este se encontraba acostado en sus aposentos sufriendo por la dura gota muy frecuente en los reyes de ese tipo, dijo mostrando una reverencia cortés.
-Si, por supuesto.
-La anciana tata dejó salir a dar un paseo a la pequeña, un craso error por su parte, estaba muy alborotada y lo más cómodo para ella fue perderla de vista. La advertí pero no me hizo caso.-sus mentiras ponían ardientes de ira a la servidumbre- Debería de imponerle un duro castigo.
-¿Cómo te llamas?-le miró con desdén.
-Jim, alteza-su mirada lo asustaba.
-Jim, eso es un asunto que solamente yo puedo decidir, no necesito tus consejos.-se acercó a él para apretarle de las mejillas-no vuelvas a darme órdenes nunca en tu vida. Ahora desaparece de mi vista.-este hizo caso omiso.-pero de todos modos tiene que pagar las consecuencias de sus torpes actos.-Sharisia era a veces más despiadada de lo habitual con sus subditos pero esta vez había algo en particular y es que se trataba de la desaparición de su hija.-Ya sabéis lo que teneis que hacer pandilla de imbeciles.-les dijo a sus soldados.
-Pero...-Dilulina se compadecía de aquella pobre anciana, mirandola a sus ojos brillantes y marrones por última vez.
-Será mejor que te calles sino quieres que las tome contigo.-Yaela la interrumpió de inmediato poniendole la mano bajo el hombro.
-Primero follaosla bien hasta que os quedéis a gusto y después tirarla al pozo desnuda. No se merece vivir.
Todos se quedaron en silencio, menos la esposa del señor feudal que se puso a llorar. No llegaba a comprender la maldad de su reina.
Los ojos abiertos de la servidumbre no se despegaban de la que hasta ese momento había sido un ejemplo a seguir. Era una anciana humilde y trabajadora que lo único que quería era paz y felicidad a su alrededor.
-¡Nooooo!-gritó Zala, una de las sirvientas, encargada de mantener limpia las caballerizas y el patio.
-Dame esa espada inutil- le dijo a uno de los soldados
Cuando le deslizó la punta de la espada por el cuello ella se dijo a si misma:
-«Hasta siempre Tata. Gracias por todos los momentos dulces que me regalaste a tu lado», al tiempo veía como era arrastrada por el suelo implorando compasión a la reina, en vano.- cuando se la llevaron le cortó el cuello.
-«La reina se ha vuelto loca»-dijeron todos en sus cabezas. Aterrorizados.
Sharisia estaba tan euforica que ni siquiera oía sus llantos.
De forma inopinada Dilulina dijo timida:
-¿Y la perrita Luka?
El silencio más absoluto se instaló por doquier. La reina se marchó a sus aposentos sin decir nada, iba a explotar en llanto. Sus hermanas la siguieron poco después.
Eran en conjunto una especie de hierro irrompible, capaces de gobernar el poderoso reino de la familia Roldaen mientras el hijo bastardo de Swarrion,( también padre de las hermanas) esposo de Sharisia disfrutaba de los privilegios reales sin importarle lo más mínimo el reino. Era un acuerdo mutuo entre ellos dos que habían echo poco después de la muerte de Warrion para que no hubiese mucho revuelo al gobernar el reino una mujer.
Cuando entraron las hermanas vieron una imágen poco habitual, la insensible Sharisia de corazón de piedra estaba llorando, tendida en la cama y estrujando un cojín con los ojos inyectados en sangre y chorreando saliva, sin importarle su apariencia pulcra que la gente estaba acostumbrada a ver. Con cautela se acercó Yaela para decirle:
-Entiendo su sufrimiento pero no por eso voy a permitir que la reina Roldaen se derrumbe. Tiene que ser fuerte, ahora más que nunca, se acercan tiempos oscuros y usted es la gobernadora, levantese, mireme a los ojos-ella obedeció-si confía en que pueda estar viva todavía, ese será su aliento de animo para seguir adelante y luchar contra todo lo que se nos oponga en nuestro camino. Los dioses siempre están de parte de los más fuertes.
-Así se habla hermana-Dilulina, la más sensible de todas dijo con esperanza.
-Sharisia, hemos superado diversos obstaculos desde pequeñas, siempre juntas y este no va a ser el que nos debilite. Estamos contigo. Puede que nuestra princesa esté viva, seamos optimistas.-Yaela habló a la vez que se sentó junto a Dilulina.
Sharisia dejó escapar una pequeña sonrisa, dandose cuenta de que apesar de todo sus hermanas la apoyaban.
-La pontífice fue capaz de adivinar el futuro. Si no la hubiera matado ahora ella me serviría de ayuda. Solo se que van a pasar cosas horribles muy pronto y esta es la primera.
-Los dioses nos protegerán-dijo Dilulina.
-De todas formas me habéis convencido. Mi hija, voy a hacer todo lo posible por encontrarla pero...¿Como?
No dijeron nada. Entonces se secó las lágrimas con la manga del vestido negro y se acercó al ventanal, todas las noches lo hacía porque le encantaba contemplar el brillo del mar por la noche. A veces, como todo el mundo, se preguntaba que había mas allá del horizonte.
-No quiero incordiarla pero tengo que decirle que he puesto en marcha la muerte del escarabajo, ese pobre infeliz dentro de poco ya no estará entre los vivos-dijo Yaela
-Fenomenal. Ese reino será mio muy pronto.
-¿Por qué estás tan segura?-le pregunto Dilulina.
-Esos dos niñatos no tardarán en fracturar el reino porque van a querer reinar a la vez y así el sólido reino se hará debil como un viejo campesino. Será muy fácil conquistarlo.
-Es verdad-contestó asombrada«son muy guapos pero carecen de inteligencia»-pensó
-Ya os podeis marchar, gracias por vuestros ánimos, os lo agradezco, menos tu Yaela, quedate un momento conmigo. Vamos a escribirles una carta a los queridos Goten.

CAPITULO 2
CARTA A LOS GEMELOS GOTEN
Como todas las madrugadas, antes de que saliera el majestuoso sol por el este provisto de rayos que iluminaran el día una vez más, los gemelos Goten se preparaban con duras sesiones de entrenamiento para el torneo mas celebre de todos los tiempos. Iba a ser la primera vez en la historia de Ekinón que unos muchahos tan jovenes participasen en un torneo de semejante importancia. Ambos estaban decididos a ganar.
El anciano de barba espesa blanca como la nieve y sabio caballero de las fuerzas Goten les inculcaba desde que aprendieron a coger su primera espada, a los seis años, todo su conocimiento. Era respetado y admirado por todas las tierras de todos los reinos por muchas causas, una de las más importantes, la participación en el ejercito Roldaen con tan solo trece años devido a la antigua guerra que se originó por la ambición de los reyes de conquistar las mejores tierras.Finalmente la casa Roldaen se hizo con la victoria en numerosas ocasiones, llegó a gobernar casi toda Ekinon pero no pudo con el rey Dabano Goten, su espiritu luchador y sus tácticas por mar le permitieron salir indemne de la guerra pero sin conquistar ningún territorio. Habían pasado muchos años de todo esto pero no dejaba de recordar por las noches a veces sin quererlo aquellas vivencias repletas de sangre y crueldad. Este gran hombre se llamaba Royden y además de la barba destacaba de los demas por esos rudos brazos curtidos en mil batallas y su baja estatura.
Esa mañana estaba especialmente caviloso en sus muchachos puesto que se negaba a quedar en ridiculo delante de todos los caballeros y menos de la reina Sharisia que era la más poderosa de toda Ekinón.
-«No habrá servido para nada tanto esfuerzo si no ganan y lo peor es que no los veo del todo perfectos.»-se decía al verlos luchar con sus espadas de acero.
-Ganaré yo pedazo de imbecil, soy el gran favorito.-una extraña sonrisa a la vez cruel y jactanciosa se trazó en los labios de Fred.
-Ni en tus sueños, hermanito, no me podrás vencer ni tu ni nadie. El maestre confía mucho en mis posibilidades-arremetió con una fuerza que solo se la podia sacar su hermano. Saltaron chispas una vez más y a la vez los rayos del sol se reflejaron en las espadas.
El maestre les interrumpió aquel combate que no parecía acabar para decir:
-Dreik, Fred, acercaos.-estos hicieron caso, no desobedecían jamas a una persona de prestigio como Roy.-no usais la inteligencia, os dejais llevar solamente por la furia recíproca que sentís. Eso no os conducirá a nada bueno. Pensad cada segundo y después ejecutad. La espada tiene que moverse con elegancia y seguridad-le quitó la espada a Dreik para hacerles una demostración.-¿Entendéis?
-Si, de acuerdo Royden. Haremos lo que ordenes.-dijeron a la vez. Ambos eran como dos gotas de agua por fuera y por dentro dos imanes que se repelían con tan solo una mirada.Se comportaban así desde siempre. Los causantes de este odio eran sus padres pues no habían echo nada para solucionarlo y seguía creciendo cada día más. Competían por cualquier cosa, si no era por una doncella era para comprobar quien corría más. El uno quería ser mejor que el otro en todo pero lo que no sabían era el castigo que les iban a imponer los dioses por esto.
La criada, una joven de facciones delicadas y redondas traía una bandeja en mano en la que apoyaba tres vasos y un cuenco de madera.
-Lord Royden, he traido lo que me habéis pedido-tendió los vasos a cada uno de ellos.
Los gemelos estaban extrañados por la vevida y la comida.
-Veved esto, os dará mucha energía-les tendió los vasos.-no es un zumo cualquiera. A simple vista lo parece pero lleva muchos más condimentos de lo que pensáis. Tomaroslo de un trago.
-¿Pero que lleva?-olió asqueado.
-Fred, si te lo digo no me creerás. ¡Tomatelo!.-le ordenó.- Me acuerdo cuando me lo hicieron beber aquel día, a la fuerza. No se me olvirdará nunca. Esta bebida solo la toman los valientes.
Tenía un sabor muy amargo e insipido pero además cuando les recorrió por la garganta de forma borbotante tuvieron ganas de bomitar.
-Qué asco-escupió Dreik. Es lo peor que he probado en mi vida.
-Eso mismo dije yo.-se esbozó una pequeña sonrisa en sus labios.
Fred inmediatamente bomitó. Su hermano se empezó a reir a carcajadas. Unos segundos después lo hizo él.
-Probad esto también. Es una delicia-se rio al ver el gesto que ponían.-venga, sois hijos del gran Dabano-el astuto anciano sabía que si les ponía a prueba su osadía lo iban a hacer.-vuestro padre siempre me ha dicho que soís hombres de verdad. Quiero comprobarlo.
-Yo soy Dreik Goten, por si no lo sabes atrevimiento me sobra-cogió bruscamente el cuenco y empezó a comer desmesuradamente. A la tercera cucharada vomitó.
-Ay, cuanto teneís que sufrir para que esas pequeñeces no os afecten demasiado. Miradme-bebió de un trago la bevida y después la comida.-de tantas veces que lo he probado me está empezando a gustar.
Inopinadamente vieron como un aguila planeaba por el aire con suma elegancia. Sus ojos eran el reflejo de la oscuridad. Portaba en su pico un pergamino.Por la marca que llevaba en la frente supieron que era de la casa Roldaen. Se posó en el hombro de Roy y este la cogió. Rapidamente deshizo el lazo mientras los otros imaginaban lo que podía poner.
-Estimados hijos del rey Dabano Goten-empezó a leer Roy en voz alta.
-Con motivo del XV torneo envío esta carta exclusivamente a vosotros para avisaros de que comenzará dentro dos días. Se celebrará por la mañana en "la muralla sangrienta" como todos los años. Es la primera vez que participáis, os admiro mucho, es loable que unos jovencitos tengan el suficiente valor como para apuntarse a un torneo donde participan caballeros de toda clase incluso hombres libres, los más bárbaros.
Sería conveniente que sean puntuales, les esperaremos con mucho entusiasmo.
Las doscientas monedas serán entregadas antes de que se den a conocer los enfrentamientos.
PD: Me pregunto si vuestro padre ha dormido bien en la noche.
Un silencio espeso se impuso durante unos segundos alrededor. No entendían la última frase. ¿Que le importaba a la reina si ha dormido bien o no Dabano? Era muy extraño.
-Tengo un mal presentimiento. No se porque.-dijo Dreik
-Olvidaos de esa carta y seguir entrenando. El tiempo apremia-dijo Roy. Hizo pedazos el pergamino. El suave viento se los estaba llevando lentamente.
-Algo está tramando Sharisia.-dijo Fred
De pronto oyeron un grito en el torreón. Rápidamente tiraron las espadas y se dirigieron al interior. De principio un olor diabolico hizo que se tapasen la nariz con la manga. No había ningún sirviente por las estancias, parecía que estaba asolado, ni un ápice de rostro humano nada habitual todas las mañanas. Subieron las escaleras de dos en dos excepto el sabio que estaba muy viejo para esos trotes. No tenían ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo hasta el momento en el que vieron la triste cara de la reina Dae.
-Vuestro padre, entrad a su alcoba.-les dijo a lágrima tendida.
-¿Que le ocurre?-pregunto Fred temiendose lo peor.
Estaba tendido, completamente desnudo rodeado todo de sangre, sus órganos estaban afuera, tenía una raja de hombligo hacia arriba y su cabeza pequeña en el suelo con los ojos abiertos mirando al techo. Las paredes estaban salpicadas de sangre.
-¡Por todos lo dioses, que animal le ha echo esto!-exclamó el sabio.
Los hijos ni siquiera se atrevían a decir nada pero el pequeño Fred por tres minutos ya se le escapaban las primeras lágrimas. No quería llorar, pemsaba que era actitud de debiles.
El anciano apartó la mirada por multiples rqzones, una de ellas era para abrazar a la reina.
-Siento mucho esta gran pérdida, querida. El era como un hermano para mi y se nos ha ido-le dijo al oido empezando a llorar.
Sus palabras la hicieron llorar más aún.
Dreik fue el único que no se dejó llevar por la tristeza y lo más sorprendente era que no sabía porque. Tenía claro que no se llevaba muy bien con su padre pero no para no soltar una lágrima cuando estaba muerto.
-Todos han muerto-oyeron una voz suave en las escaleras.
-Wayna, ¿Has comprobado en todos los lugares?¿Y los caballeros también?
-Si mi señor-contestó la sirvienta muy apenada y como siempre cabizbaja.
-¡Pero de que diantres se trata esto!-respondió Roy iracundo,impropio de él.
-No lo se pero lo que si tengo más que seguro es que quién quiera que sea me las va a pagar-respondió Fred.
-O tal vez si lo sabemos- dijo Dreik- la carta de la reina Roldaen¿Qué decía al último?
-Es imposible que la reina haya podido ser. Si,es verdad que no es muy amable con los hombres pero ¿Para hacer esto?-dijo Roy.
-Tiene que ser esa puta. La mataré, juro que cuando gane el torneo la mataré--golpeó la mesa con el puño.
-Nunca lo sabremos-dijo Roy, decepcionado.
CAPITULO 3
LA LLEGADA DEL MAL
Las tierras élficas estaban de festejo. No solo se disfrutaba de un buen tiempo templado sino también era un día de doble celebración. Por un lado los Silvanesti y los Qualinesti dejaban a un lado de una vez por todas sus diferencias para unir sus imperios y estrechar un lazo de amistad que nadie pudiera romper, los líderes de cada uno, Hartan de la casa Real Silvanesti y por otro lado Rudon, portavoz de los Soles de Qualinesti tenían pensado gobernar unidos. Estos últimos estaban menos estructurados que los Silvanesti pero pronto se asemejarían a ellos. A pesar de los hechos catástroficos del pasado prefirían pensar en el futuro de la raza élfica. No creían lógico que la madre naturaleza les protegiera de la ambición de los humanos y ellos formasen una guerra civil. Aunque todavía quedaba mucho por hacer la gente estaba feliz. El comercio y la agricultura prosperaban paulatinamente, los gremios a medida que pasaba el tiempo tenían más trabajo que hacer y la paz por momentos era más fuerte, solo una pequeña proporción del pueblo tenía en mente ideas de separación, desprecio hacia las otras razas, arrogancia e istoicismo.
El otro motivo de celebración era nada más y nada menos que el matrimonio entre la hija de Rudon y el hijo de Hartan. La gente decía que formaban una pareja perfecta y era verdad. Kaira y Tam se conocieron una noche de plenilunio cuando fortuitamente los dos se encontraron en el jardín de las amapolas, lugar donde los niños jugaban alegremente hasta la noche. Tam había reñido con su familia, por ello decidió fugarse, caminó hasta llegar a parar a los lindes de los Silvanesti. Se le hizo de noche, estaba asustado pensando que le tocaría dormir en el bosque, solo por su cabezonería, pero dio gracias a los dioses por encontrarse con la niña más bonita que había visto porque convenció a su padre de que se quedara a dormir en su casa. Esa vez se conocieron, y cayeron en la cuenta de que tenían los mismos gustos y preferencias. Pasó el tiempo y el amor fue acrecentandose hasta el día de su matrimonio.
La preparación del banquete fue árdua. Las sirvientas tuvieron que hacer un sobresfuerzo para satisfacer las órdenes decorativas estrictas de la señora Kaira Silvanesti, lo quería todo perfecto pues era el día más feliz de su vida. Estaba muy nerviosa, con un ardiente deseo de estar a solas con su amado pero sabía que para ese momento tendría que esperar hasta la noche. Miles de personas de las dos Casas Reales, los más allegados a la familia se agluitinaron formando un barunto alrededor de la mesa principal, donde se sentaban los gobernadores, amigos de confianza y sus respectivos hijos. Para animar la fiesta unos cuantos bufones divertían a la gente contando sus mejores chistes e historias. Cuando la gente se cansaba el gobernador Hartan Silvanesti inmediatamente cambiaba de función. Tenía que quedar bien con el Portavoz Qualinesti y de momento lo estaba consiguiendo. Igualmente con la comida. Habían preparado una mezcla de todo, para que nadie se quedara insatisfecho. Unas cuantas raciones de conejo, ardilla y benado, minoritariamente y toda clase de frutas, pan de centeno, hortalizas, frutos frescos y como no, cerveza fuerte que no falte para los hombres, las mujeres se conformaban con agua de los manantiales.
Apartados de la fiesta interiormente estaban los novios, dirigiendose miradas y gestos de amor. Al lado de Tam se sentaba su mejor amigo desde también muy pequeños, Smilser.
El único humano de todas las tierras élficas le interrumpió para hablar con él.
-Tam, me siento muy feliz por ti, enhorabuena. Has escogido a la elfa más sexy de todas las comunidades.-le dio un abrazo fuerte.
-Gracias Smilser, somos amigos leales y yo se que no me vas a defraudar pero por si acaso te lo digo. Mucho ojito con mi Kaira.-le dijo tan seriamente que a Smilser se le cayó al suelo su media sonrisa.
-¿Por qué me dices eso?-le preguntó. Había oido por primera vez esas palabras sacadas de la boca de su mejor amigo.
-Entiendelo, tu sabes que soy muy inseguro para todo. Eres el hombre más atractivo de todos y luchas como los dioses y lo más desconcertante de todo es que nunca te he visto con ninguna.
El rudo rostro de Smilser se ensombreció
-No desconfies, esta piedra que está delante tuyo no intentará nada con ella. ¿Sabes?-su mirada se quedó fija en el cielo.-las mujeres son el dulce veneno de los hombres. Nos encantan por su belleza, nos atraen con su gracia natural o sus curvas, cuando te atrapan se deslizan por tu cuerpo como si fueran serpientes y ya cuando te tienen alucinado te pinchan el veneno. Después ya estás maldito de por vida. Nunca dejarás de amarla a pesar de sus deficiencias la querrás y aunque se haya cansado de ti tu seguirás amandola como el primer día.
Tam se quedó pensativo, mirandolo.
-¿Y según tu, eso pasa con todas?
-Si, con todas las bellas porque con las feas pasa lo contrario. Intentamos huir de su fealdad como si fuera un castigo de los dioses. Tu has escogido a una guapa, entonces estás maldito. Siempre la amarás. Lo que no se es si su amor por ti es verdadero. Tendrás que comprobarlo. De ser así vivirás feliz pero si se cansa de ti sufrirás como un perro abandonado.-la reflexión tan profunda de su amigo le dio que pensar. Hasta ahora todo iva perfecto. Los dos se querían con la misma intensidad que aquella noche pero le entró el miedo al pensar que si era tan guapa y todos se derretian cuando la miraban estuviera en peligro su matrimonio. El quería que durase para siempre. Estaba en manos del destino.
-Smilser, y ¿Por que no has tenido nunca novia?-la pregunta volvió a ensombrecerlo.
-No quieras saberlo
-Si, cuentamelo. Yo no tengo ningún secreto escondido para ti.
-No y se acabó este tema. No quiero que me vuelvas a preguntar sobre esto.-se enfadó cerrando los puños en gesto de rabia.
-De acuerdo-pensó que clase de secreto escondía tan adentro.
-Guardián de la noche. Nuestros gobernadores desean un espectáculo de espadas. En breve comenzará usted el primero. Le rogamos que se vista de manera comoda y bien protegido-le dijo un jóven de pelo castaño por la espalda.
Smilser era un perfecto luchador. Toda la gente pagaba lo que fuese por verlo. Era el más temido. Con una mirada todo aquel que se enfrentase tragaba saliva del miedo que producía. Había sido acogido entre los brazos de una familia artesana cuando era solo un recién nacido. Nadie supo de donde procedía pero a pesar de no ser ni un elfo y tampoco un semielfo dejaron que se quedase. Con el tiempo adquirió prestigio gracias a su innata habilidad para la lucha.
-¿Con quién tendré que pelear?-mostró una cara aburrida.
-Se llama kafcar. Es un Qualinesti y según dicen ha ganado todos los torneos allá-lo apuntó con el dedo.
Su pelo era de tono poco frecuente en los elfos. De color rubio blanco. Su mirada era feroz y penetrante. Tenía un cuerpo musculoso, y vestía ropas color tierra y ligeras menos su capa de color verde oscuro y pesada.
-Seguro que es un buen luchador pero no el mejor. Os lo demostraré.
Se levantó y entró al palacio. Poco después salió.
La gente aplaudía, vitoreaba y algunos cantaban una melodía suave.
Este se acerc